El otoño avanza en el Val d’Aran y, con él, llega uno de los momentos más importantes del año en nuestra piscifactoría: la separación de los esturiones por edades.
A simple vista, puede parecer una tarea rutinaria, pero detrás de este proceso hay ciencia, experiencia y un profundo respeto por el ritmo natural de cada pez.
El equilibrio del crecimiento
En nuestras aguas puras de montaña, los esturiones se desarrollan a un ritmo pausado, siguiendo los ciclos del agua y la temperatura.
Durante la separación por edades, nuestros técnicos agrupan a los ejemplares según su desarrollo para mantener el equilibrio en las piscinas: cada grupo comparte tamaño, fuerza y necesidades similares.
Este cuidado permite que todos crezcan en las mejores condiciones, garantizando su bienestar y, con el tiempo, la excelencia del caviar que producen.
El valor de la experiencia humana
Detrás de cada movimiento hay manos expertas y mirada atenta.
El equipo que trabaja en la piscifactoría conoce cada detalle del comportamiento de los esturiones: su ritmo, su carácter, su salud.
Separarlos con delicadeza no es solo una tarea técnica, sino también una muestra del vínculo que une a quienes los cuidan con el entorno natural en el que viven.
Un trabajo de otoño
En esta época del año, cuando las aguas se enfrían y el valle se tiñe de tonos dorados, la piscifactoría vive una actividad intensa pero serena.
Todo se prepara para los meses más fríos, en los que los esturiones reducen su actividad y concentran su energía.
Es el tiempo de cuidar, de observar y de esperar, sabiendo que la paciencia es la esencia de lo que hacemos.
Porque solo respetando el ciclo natural del agua y del tiempo podemos obtener un caviar que refleja su origen: puro, auténtico y nacido en el corazón del Val d’Aran.
🖤 Caviar Nacarii — origen, respeto y tiempo.